El prolapso pélvico es una patología con la que muchas mujeres tienen que convivir, sin saber muchas de ellas que es una disfunción que se puede prevenir y tratar para mejorar sus síntomas gracias a la fisioterapia de suelo pélvico.

Me atrevería a decir incluso que muchas veces nadie les han explicado en qué consiste tal disfunción ni por qué aparece. Simplemente se les da la opción de intervenirlo con cirugía y listo.

Existen diferentes tipos de prolapsos según la víscera a la que afecte, y diferentes grados según su nivel de afectación.

Los músculos del suelo (o diafragma) pélvico rodean y abrazan a los esfínteres de la vejiga y ano, y a las paredes de la vagina. Además, aguantan el peso de las vísceras (vejiga, útero y recto) en conjunto con las diferentes fascias, ligamentos y tejido conectivo.

Para poder desempeñar de manera adecuada esta función es importante que exista una buena sinergia con los músculos de la pared abdominal, con el diafragma torácico y con los músculos de la columna lumbar. Este trabajo en equipo permite que el suelo pélvico tenga una buena firmeza y pueda mantener la continencia, la sujeción y el bienestar íntimo y sexual que le corresponde.

Cuando el suelo pélvico se debilita, las paredes vaginales pierden su firmeza y estabilidad, y descienden de su posición natural. En condiciones normales la pared vaginal anterior sujeta el peso de la vejiga, la parte alta de la vagina sujeta el peso del útero, y la pared vaginal posterior está en íntima relación con la pared rectal, por tanto, lo sujeta también.  

Existen diferentes grados de prolapso:

  • Grado 1 o leve: ligero descenso de la víscera (o vísceras) en el interior de la vagina al esfuerzo.
  • Grado 2 o moderado: el descenso alcanza la entrada de la vagina y la víscera asoma.
  • Grado 3 o grave: el prolapso sobrepasa la entrada de la vagina y asoma en la vulva. Se nota perfectamente el bulto al caminar o al realizar algún esfuerzo. En este caso la cirugía es inevitable.

Ademas, según la víscera a la que afecte encontramos los diferentes tipos de prolapso:

  • Cistocele: cuando la pared vaginal anterior pierde su firmeza y el suelo pélvico está hipotónico, la vejiga desciende y empuja esta pared fuera de la vagina al realizar algún esfuerzo.
  • Histerocele: en este caso es el útero el que desciende a través de la vagina hasta llegar a sobresalir fuera de ella en el peor de los casos.
  • Rectocele: es el recto quien empuja la pared vaginal posterior y prolapsa ésta hacia fuera.
  • Enterocele: las asas intestinales se hernian a través del fondo posterior de la vagina.
  • Prolapso de cúpula vaginal: este tipo puede ocurrir en mujeres a las que se les ha extirpado el útero (histerectomía), por tanto, las paredes vaginales pierden su anclaje natural y descienden.
TIPOS DE PROLAPSO PÉLVICO

¿Cómo se rehabilita un prolapso pélvico con fisioterapia de suelo pélvico?:

Como he explicado antes, es el suelo pélvico junto con las fascias, tejido conectivo y ligamentos quien sujeta a las vísceras pélvicas y las mantiene en su posición natural. Cuando éstos se debilitan por el efecto de los embarazos y los partos, por sobreesfuerzos, hiperpresión abdominal, deporte de alto impacto… el resultado es que pasan de tener forma de bóveda o puente a tomar forma de hamaca y descienden. De tal manera que caen también las vísceras con ellos. Por tanto, la prioridad será trabajarlos para fortalecerlos, en conjunto con los músculos abdominales para poder soportar de manera adecuada los esfuerzos.

A través de la fisioterapia pelviperineal podemos trabajarlos con electroterapia, biofeedback, radiofrecuencia, método 5p, gimnasia hipopresiva…y así conseguimos que aumente el tono de los músculos del suelo pélvico y las vísceras recuperen su posición.

Incluso en aquellos casos en que la cirugía pélvica es imprescindible, como son los prolapsos de grado 3, la fisioterapia mejora claramente la recuperación cuando se hace un trabajo previo a la intervención, alivia mucho la sintomatología y nos permite ganar mucha calidad de vida .

Además, una vez realizada la intervención quirúrgica, la fisioterapia pelviperineal es fundamental para acelerar la recuperación, disminuir la inflamación, y mejorar la funcionalidad del suelo pelvico, evitando así disfunciones a futuro.